Entrevista con Jack Davidson

En tiempos donde lo digital triunfa por encima de lo analógico, el estudio de un pintor se convierte en un espacio que nos devuelve a un mundo en donde el arte no sólo se ve, sino que también se toca, se huele, se oye. Pinceles, pintura y un cierto caos organizado  responden a la idea romántica que podamos haber heredado del oficio de pintor. Si encima el estudio  se encuentra en el corazón de La Eixample y también es un espacio expositivo abierto a otros artistas, su poder de atracción se multiplica. Jack Davidson nos ha recibido en su estudio para explicarnos cómo afronta el trabajo de pintor, la rutina del día a día, tras un periplo vital que lo ha llevado desde su Escocia natal pasando por Londres, Nueva York hasta Barcelona.  Su visión del arte es indudablemente inspirada y también inspiradora
Jack Davidson en su estudio. Barcelona, 2012. Foto: Camilayelarte

¿Cuándo empezaste tu carrera como pintor?
Empecé formándome en Escocia, en la escuela de Bellas Artes de Aberdeen, de hecho recuerdo el olor del primer día que llegué allí, del aceite y la pintura y de la atracción que sentía por ese mundo, desde entonces he sido pintor. 

¿Cómo era el contexto artístico en la Escocia de finales de los setenta?
Era todo muy tradicional, nunca vino ningún artista de fuera a visitarnos o a explicarnos qué se hacía en el extranjero, a finales de los setenta no había las posibilidades de ahora, no existía Internet. A nivel pictórico predominaba lo formal, tuve que luchar para poder exponer abstracción en ese contexto.  La biblioteca, por ejemplo, estaba llena de libros con imágenes pero no de teoría del arte o de filosofía en torno a la práctica artística.

Y de Escocia te fuiste a Londres
Sí, de Escocia me fui a vivir a Londres, a una fábrica ocupada de dos plantas donde vivían amigos míos que estudiaban Bellas Artes en la ciudad y que a diferencia de mí tenían una gran habilidad para hablar sobre su obra. En cambio yo, por mi formación, creía que un artista debía pintar y punto, así que me sentía un poco payaso y payés. Trabajaba en tiendas de discos de segunda mano y tocaba en grupos de música, de hecho siempre pinto escuchando música.

¿Cuándo decidiste ir a Nueva York?
El primer viaje lo hice en 1983, estuve buscando trabajo para quedarme  pero no  lo encontré. Finalmente en 1986 me fui allí sin dinero, ni papeles ni trabajo ni nada, con dos maletas para vivir una gran aventura aunque si lo miro con distancia fue una decisión bastante imprudente. Al cabo de cuatro semanas encontré trabajo como transportista de arte, trabajando con artistas que estaban en la misma situación. 

Estamos hablando del Nueva York de los ochenta, del boom de la pintura y del auge de las galerías.
Sí, era un Nueva York donde todavía era posible encontrar pisos y lofts bastante baratos. Llegué allí queriéndome empapar de todo y formarme. Todo era postconceptual, postmoderno, había mucha presencia del discurso teórico en torno a la creación artística y yo no sabía cómo entrar en él, me sentía inseguro por la formación que había recibido. Todavía no había desarrollado mi propia voz para hablar sobre arte. Acabé viviendo 15 años en Nueva York.

Vista del estudio. Foto: Camilayelarte

¿Qué diferencias encontraste entre el sistema artístico de Londres y el de Nueva York?
Londres todavía era cerrado en ese momento. Para poder ir a una inauguración tenías que ir con invitación. En Nueva York, en cambio, tras la primera semana de trabajo como transportista mi jefe me preguntó qué hacía después del trabajo. Yo tenía miedo de que me propusiera ir a tomar algo porque no tenía dinero para pagar nada, así que le puse una excusa, tenía una cena con amigos. Me contestó que era una pena porque tenía un amigo que quería mostrar su nuevo trabajo en el estudio. Yo le pregunté quién era ese amigo al que se refería. Bueno- me contestó. Es Robert Rauschenberg. Evidentemente cancelé la cena y me fui para allí. Tras cinco semanas en Nueva York finalmente pude charlar con Robert Rauschenberg sobre su obra de forma natural y distendida, algo que en Londres hubiese sido impensable. Con artistas ya consagrados el tú a tú era imposible. En Nueva York existía un sistema democrático por contraste con el de Europa, no había elitismo a ese nivel.

¿De qué modo han condicionado tu obra los lugares en los que has vivido?
¿Si la ciudad transforma el trabajo? No sabría qué decir, acepto que es así pero no de una forma consciente. La verdad es que tengo amigos americanos que cuando ven mi obra me dicen que los colores son “muy de Barcelona”, y en realidad esto no es así, la pintura catalana es por tradición más oscura, con colores orgánicos, de la terra, y los míos son muy artificiales. En Nueva York mi pintura era más caótica, yo los llamaba dibujos con pintura, creaban un caos, ahora en cambio son más calmados. Pero no veo una evolución ligada al lugar en el que me encuentro.

No tienes muy presente el contexto
Yo diría que no reacciono de forma tan rápida. No se produce por un proceso muy consciente. 

Vista de las obras. Foto: Camilayelarte

¿Aun así el estudio es un espacio importante en la gestación de tu obra?
Sí, he pasado por muchos estudios y me considero un pintor de estudio, entiendo que actualmente hay artistas que van de residencia en residencia por el mundo, tal vez su estudio es el ordenador pero yo necesito la constancia de estar aquí. Creo que mucha gente decide ser pintor porque le gusta estar solo, como excusa para su aislamiento.

Pero el arte es comunicar, ¿piensas en el público que va a recibir la obra?
No, realmente no. El trabajo que hago ahora viene de estímulos externos, de cosas que veo y fotografío con el móvil. Antes trabajaba en serie y a través de un proceso más interno y cuando terminaba las series encontraba ese momento de finalización como algo muy estresante, me enfrentaba al y después qué, y eso me angustiaba. Ahora no pienso previamente en lo que voy hacer, el de ahora es un proceso mucho más libre y abierto. Desde luego existe el miedo a que la gente no vea la coherencia en las obras.

Sí, existe coherencia pero sin un concepto fijo previo 
Cuando trabajas en serie y necesitas cambiar algo en la línea que estás siguiendo debes hacerlo señalándolo en cuatro cuadros previos, y este sistema no me parecía demasiado contemporáneo, sino más bien propio del arte moderno. La abstracción no es para mí expresar lo que yo siento dentro y vomitarlo dentro la tela, es otra cosa, es cómo reacciono yo al mundo, a sus influjos.

Detalle del estudio. Foto: Camilayelarte

Hablemos del espacio expositivo que has abierto en Barcelona, aquí en tu propio piso y estudio, JiM contemporani, ¿cómo surge la idea?
Abrimos en abril del año pasado, motivado porque estaba harto de oírme a mí mismo quejarme sobre lo que no veía expuesto en Barcelona, así que siguiendo el estilo totalmente punk de mi generación basado en el Do it Yourself, decidí abrir un espacio en mi casa dedicado a exponer arte. Es un piso de 300m2 perfectamente situado, que a la vez me ha abierto muchas puertas para conocer a gente en Barcelona, o sitios como etHALL o Homesession que no conocía. Desde que hemos abierto y gracias a Facebook hemos entrado en contacto con otros espacios de este estilo a nivel europeo, estamos empezando a recibir propuestas, de momento ya tenemos suficientes artistas en nuestro programa, pero es un signo del interés que está suscitando. 

Vista de la mesa de trabajo. Foto: Camilayelarte

¿Para cuando la próxima exposición?
La próxima exposición será en enero de 2013 con Rubén Verdú y Fritz Welch, porque estoy preparando una exposición mía en Nueva York y tenemos dificultades para encajar el calendario.

¿Qué artistas destacarías de los que has conocido en Barcelona? 
Guillermo Pfaff, por ejemplo, estuvo exponiendo aquí hace unos meses y me ha abierto a artistas de otra generación con los que conecto más que con la mía propia. En Cataluña la herencia del arte conceptual está muy presente, hay poca pintura y por lo tanto poca tradición de hablar sobre ella, aunque las nuevas generaciones empiezan a recuperarla. No veo la pintura como un arte separado de las demás disciplinas, la concibo dentro una visión interdisciplinar, a menudo los que hacen vídeo o instalaciones no miran la pintura, no saben mirarla. Yo hago pintura pero sin excluir todo lo demás. La generación a la que pertenecen Guillermo o Rasmus Nilausen, que estuvo hace poco en La Capella , ha viajado más y ha visto más cosas. Esta es mi teoría, yo creo que son más abiertos y por lo tanto es más fácil conectar con ellos. 

JiM Contemporani
Rambla Catalunya, 43

659 21 96 66

jimcontemporani@gmail.com
https://www.facebook.com/JimContemporani


 

Camila y el Arte

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